Francia va a prohibir los coches de gasolina y diesel en el 2040. Ya la industria de automóviles a nivel mundial está muy ocupada en diseñar y producir coches con motores eléctricos. Un país tras otro quiere eliminar los coches basados en petróleo diesel y gasolina. Pero nadie tiene idea de donde va a salir la energía para esta flota gigantesca.
Durante la segunda guerra mundial se resolvió el problema de la energía del automóvil haciendo generadores de gas a base de leña. Un coche Tesla es más elegante, pero en principio no es muy diferente.
Lo que los medios de comunicación y los políticos parecen olvidar es que la electricidad no es una fuente de energía, sino un vector energético. La energía para mover los coches eléctricos tienen que llegar de algún lugar. Las centrales nucleares representan el 75% de la producción de electricidad de Francia, entonces un vehículo eléctrico en Francia es de facto movido por energía nuclear.
La flota mundial de los coches que recorren cada año aproximadamente 25.000 mil millones de kilómetros, escribe el periódico online DWN, requieren una energía de 5.000 mil millones de kWh. Para satisfacer esta enorme demanda de energía será necesario construir alrededor de 450 plantas de energía nuclear o 4000 plantas hidráulicas o 400 centrales termoeléctricas a carbón. Pero lo raro es que nadie habla acerca de esto, ni los políticos ‘verdes’, ni los políticos en posiciones de poder y tampoco la industria que produce paneles solares, ni nadie.
Los vehículos eléctricos se venden ahora como «amigables al ambiente», para el deleite de los empresarios como Elon Musk que fabrican el Tesla y el resto de los grandes de la industria del automóvil.
El coche eléctrico es una exageración. Sin duda tiene lindas líneas y forma y con una asombrosa tecnología, pero del proyecto y su costo a largo plazo, nadie habla. Un vehículo eléctrico en Alemania sigue siendo ‘a carbón’, que es lo que más usa hoy para su consumo interno de electricidad, no importa cuánto lo ensalcen. La tecnología híbrida podría ser una solución, pero hay poco interés político.
Para llevar a cabo la transición forzada de vehículos eléctricos la producción de energía de las centrales nucleares, centrales eléctricas y plantas de energía de petróleo y gas deberán ser intensificadas. Todo esto en el nombre de la «política climática».
Hasta hora no se discuten las cuestiones ambientales relacionadas con la producción de baterías de esta enorme flota de vehículos eléctricos, (EV).
Un argumento de peso es que la producción de vehículos eléctricos conduce a mayores emisiones de CO2 que los vehículos tradicionales, principalmente a causa de la fabricación de las baterías.
Según la revista ‘Concerned Scientists’ la suma en este cálculo no es muy favorable.
La fabricación de un vehículo eléctrico de tamaño medio con alcance de 84 millas (134,4 km) equivale aproximadamente al 15 % más de emisiones que la fabricación de un vehículo de gasolina equivalente. Para los vehículos eléctricos más grandes y de mayor alcance de 250 millas por carga, las emisiones de fabricación pueden ser un 68 % mayor.
Además hay considerables problemas con el reciclaje de las baterías a base de litio en los coches eléctricos.
El periódico británico online ‘The Guardian’ publicó en 2015 un artículo sobre las nuevas baterías de Tesla que golpearían el medio ambiente peor de lo que se piensa, según un artículo emanado de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (United States Environmental Protection Agency) donde se concluyó que el uso excesivo de las baterías de níquel y cobalto, como baterías de iones de litio, tienen el «más alto potencial de impactos ambientales». Se citó consecuencias negativas como la minería, el calentamiento global, la contaminación ambiental y los impactos sobre la salud humana.
A saber no hay evidencia de que una transición de los vehículos de gasolina y diesel a vehículos eléctricos será favorable para el medio ambiente cuando todos los factores se tomen en cuenta. Tal vez incluso signifique un empeoramiento. Y no existen planes de cómo se va a cubrir la enorme necesidad de producción de energía.
Pero mientras la gente crea ciegamente en la propaganda comercial, las personas inteligentes como el fabricante del Tesla Elon Musk seguirán ganando dinero a manos llenas.
No todo lo que brilla es oro.